No sé cómo solventar todo.
Cómo tratar de sacar tantos recuerdos.
Tratar de hacer que desaparezcan; que dejen de atormentarme
(con cosas demasiado bonitas).
Todo es demasiado facil los martes al amanecer. Todo es
jodídamente perfecto.
Y si esa rubia te dio la mano en aquel parque Que se mueran
las flores. Y si viste aquella foto ME DA IGUAL. No sé como esconder todo lo
que siento por ti. Como enmascarar mis preguntas con más preguntas que no
tengan tu final. Que no traten sobre ti.
ALEJATE DE MI
Y al margen de todo, sin que importe, sin que esto sea leído
por nadie (y menos por ti). Despacio, sin prisa, el que últimamente te quiera
demasiado.
Todo ocurrió como nacido de la nada. Como un golpe que duele
más que cualquier estocada. Como un
millón de puñetazos en sintonía sobre tu cabeza; sobre tu corazón. En tu piel y
bajo el alma.
Y JODER, TE QUIERO. Por eso lo de que últimamente; lo de que
un tal y un cual. Lo de un por siempre.
Que las clases siguen siendo perfectas distrayéndome con esa
mirada. Esos ojos tan bonitos que me hacen sentir extrañamente bien.
Extrañamente….
Últimamente te quiero demasiado.
Por eso lo de él, para olvidarte. Por eso lo de no
escucharte, lo de alejarme.
Y cuando roce esa piel. Esa piel justa y exacta entre la
palidez. Entre lo que se define como claro (que joder, me encanta esa piel tan
clara.) Cuando lo haga mis ojos se alinearan en sol-fa-mi hacia un Do
irregular, con variación, con nerviosismos y ataques de momentaneidad bañados
con más errores en los que he decidido no pensar.
Y que hoy, definitivamente es una razón más para seguir queriéndote. A parte de lo de
que pronuncias mal, a parte de lo de que vistes mal, y de que llega Navidad.
¿Los examenes de lengua, de qué sirve? Malos. MALOS.
CABRONAZOS.
Y te haré ese problema de Física Cuántica sobre una cantidad
superficial, con un aparato demasiado sensible (tanto como mi corazón). Con una
termodinámica exacta, de similitud imprescindible, y aprobada.