Los susurros al oído perdieron su encanto.
Qué, si anhelo que te beso, que recorres mi cuerpo con
delicadeza y ternura simulando plumas de acero.
Contradictorio. Sin más.
Contradictorio. Sin más.
Dejemos la frialdad inestimable.
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Y haciendo honor a esa persona con la que en estos momentos hablo, te digo:
-...
-¿Cómo lo haces?
-¿El qué?
-Eso de ponerme a mis espaldas e imitarle a él, me pone la carne de gallina y siento mariposas. ¡REPÍTEMELO!
-No...solo es en momento específicos. no se puede abusar.
-Entonces lo hare. Te susurraré como él lo haría...
-No lo conseguirás, soy inmune a esas provocaciones...
-¿Por qué?
-Ya te lo dije, porque la luz se apagó de mis ojos
-Pero es que yo le quiero tanto...
[Yo también, pienso]
Me acerco con suavidad a sus espaldas, silenciosamente. Alzó la mano derecha y la deslizo cuidadosamente por su hombro hasta llegar a su palma de la mano. Mientras coloco mi mano izquierda bajo su pecho, bajo con delicadeza hasta colocarla sobre el ombligo.
Trago saliva y le susurró diciendo: Te Quiero~
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